sábado, 12 de janeiro de 2008

En día domingo e sempre

A fráxil estrutura que me sostén, formada de pezas que roubei tamén e ademais nas palabras súas, observo con sorpresa que resiste malia a insistencia con que pola radio repiten que morreu.


Letra para cantar un día domingo

Y a última hora no quedaba nada:
ni siquiera las hojas de los árboles
—acacias—, ni el viento de la tarde,
ni la alegría, ni la desesperanza.
La caricia que pudo haber rozado
aquella piel, no se produjo porque
aquella piel no era la tuya,
ni los ojos
que me miraban eran
tus ojos, ni el deseo
—que en otro tiempo hubiera sido
suficiente—
tenía sentido, desviado
del cauce de ti misma.

A última hora había pasado un día,
y al sentirlo hecho sombra, y polvo, y nada,
comprendí que la luz que había llenado
sus horas,
y todas sus palabras
que ocuparon mi boca, y los gestos
de mis manos,
y la fatalidad de mis designios,
y las calles que anduve paso a paso,
y el vino que bebí, y la alegría
de saber que existías en el mismo
instante,
no eran sólo el fracaso repetido
del Día del Señor, sino que eran
un día más sin ti:
comprendí con dolor que jamás, nunca
para mí habría domingos ni esperanza
fuera de tu mirada y tu sonrisa,
lejos de tu presencia tibia y clara.

Ángel González

2 comentários:

Teté disse...

Não conheço o poeta, vivo ou morto, mas as suas palavras são tão claras, que nem necessitam tradução...

Um dia de Domingo, como outro qualquer, mas o poeta não morreu... enquanto tu e outros recordarem as suas poesias!

Sun Iou Miou disse...

Gente que fala por nós e que nos atinge cá dentro: são doadores de palavras.